El jardín del profeta tiene una delicada luna.
Blanca y constante.
La luna blanca qué su vientre refleja es la mañana sin alba qué el tiempo del amante adeuda, cuando el enlaza el deseo de ella a la quimera de sostenerla.
Es en la mañana donde
No importa como vivas... No importa como mueras..... Sólo importa como la hayas amado.
lunes, 9 de marzo de 2009
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