No importa como vivas... No importa como mueras..... Sólo importa como la hayas amado.

sábado, 7 de marzo de 2009

capitulo 1

Hay momentos donde surge la eternidad. De forma suave, delicada y unica.

En ese momento es mejor respirar lentamente, sentir la devocion del universo que se derrama en el cuerpo de ella, de una mujer, de un angel, de un estado de conciencia.

En ese momento, el hombre se vuelve amante, para olvidarse de si.

En ese momento de delicado servicio a la delicadeza de los juegos del amor y la belleza, te lleva en ese mismo instante a la mas profunda oracion que, es esa, que te lleva al mismo origen de la creacion.

Y es esto tan importante que solo queda la posibilidad constante de la meditacion mientras ella tiembla en crepuscular pasion que la tienda en el corazon del alma de la misma existencia que hace que la luna se ausente para descender a su pubis que tiembla.

Hay un arte de amar que va mas alla de la identidad del hombre como tal.

Hay un arte tierno y delicado que se vuelve fuerte y pasional en el desgarro de ella cuando se le curva y cimbrea la zona lumbar por el despertar de la serpiente que encierra, del origen del universo, su unica verdad.

No puedes hacer el amor, penetrar y nada mas.

Es tan obvio que resulta incomodo hasta llegarlo a cuestionar, pero detrás de ello se encierra un profundo testimonio que va mas alla de este tiempo vulgar que nos ha tocado afrontar.

Hay otra forma de amar.

Existio un hombre llamado Sherezade que, durante mil noches, de devoto amante, hizo temblar a quien idolatraba para que se pudieran unir en la cumbre de la eternidad.

Esto es solo posible si consideras que la vida se merece un tiempo para ser vivida. Para sentir como duele en cada parte de tu cuerpo el tiempo de anhelo que emigra.

Es oracion unica el sexo que te lleva al yoga magico del universo.

Permite, mi dulce niña, que te enseñe el secreto que ese hombre conocia y me dio en una noche, justo antes de que moria.

Al final el me dijo:

...no le busques sentido, no lo tiene.

Y junto a mi ha permanecido desde entonces, para siempre.

...no le busques sentido, no lo tiene.

miguel mochales, maestro zen

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